Una meta para 2025: América Latina y sus compromisos ambientales

Si la agenda sustentable de América Latina tiene una meta para este naciente 2025 es, sin duda, reforzar el cumplimiento de sus compromisos ambientales. Para alcanzarla deberá ampliar sus mecanismos de financiación, ya sea a través de créditos verdes internacionales o mediante la reasignación de partidas presupuestarias orgánicas. 

Así lo manifestó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en un reciente informe, donde resaltó la necesidad de que los países como Argentina, Colombia, México y Brasil avancen en sus objetivos de desarrollo sostenible. La principal consigna establece que "los recursos públicos deben invertirse de manera más eficiente, los impuestos deben recaudarse mejor y la deuda debe gestionarse mejor". 

El informe "Perspectivas económicas de América Latina" también aclara que los aportes privados "serán igualmente cruciales, ya que los ingresos públicos no serán suficientes para financiar las profundas transformaciones que la región necesita".

Los autores del paper entiende que el contexto internacional para el 2025 se caracteriza por condiciones financieras y comerciales muy inciertas para países como la Argentina, además de sufrir una desaceleración del crecimiento de sus principales socios comerciales. Las recomendaciones del informe incluyen el uso de instrumentos financieros innovadores; renovar el papel de las instituciones de financiamiento para el desarrollo; revitalizar las alianzas internacionales para movilizar recursos externos; y la adopción de una agenda regional compartida para abordar el difícil contexto financiero internacional.

La propia OCDE entiende que la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, que se realizará en 2025, "es una oportunidad para que la región adopte un enfoque estratégico ya que la conferencia permitirá diseñar reformas para promover la financiación para el desarrollo en áreas clave, como mejorar la liquidez, medir el riesgo, movilizar la financiación privada y mejorar la coordinación entre los proveedores de servicios de desarrollo".

Los autores del documento entienden que una agenda regional unificada no solo puede presentar la perspectiva de América latina sobre los desafíos financieros internacionales, sino también impulsar debates sobre herramientas innovadoras de distribución de riesgos, financiación combinada y mejores regulaciones para fortalecer el panorama financiero.

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