Conocé a Botito, el juguete sustentable que dura 400 años

Botito no es un juguete más. Está diseñado únicamente con piezas de plástico recuperadas de la basura y su vida se estima en nada y nada menos que 400 años. Pero eso no es todo: su principal valor es el mensaje que nos enseña sobre el cuidado del planeta. 
     
Todo se originó en 2015 por una idea de José María Rodríguez, un diseñador ecológico de Carmen, Santa Fe, que quería crear un juguete a partir de materiales rescatados, con la firme convicción de "resignificar los residuos". Asi fue que el robot “ecoguardián” que inventó junto a su compañera de vida, Daniela Czajkowski, fue hecho con plástico recuperado para tener un impacto positivo en la Tierra.

Se trata de un robot elaborado con plásticos recuperados, tapitas, envases de champú, bidones y otros, y las partes se unen con cordones: "Con Botito, resignificamos el plástico de uso cotidiano", aclaran. "Nosotros evitamos que se tire para que vaya a parar a un basural abierto", agregan. Actualmente, el emprendimiento emplea a 60 personas y ya se radicó en la Ciudad de Buenos Aires.

Rodríguez contó que el material para los juguetes se obtiene por donación espontánea, trabajo en conjunto con centros de reciclaje y también reciben descartes de la industria plástica. Durante los ocho años de existencia de Bo-tito (@botitoecoguardian en Instagram), el equipo ha reciclado más de seis toneladas de plástico.

"El plástico tarda 400 años en degradarse. En realidad, lo que estamos haciendo a través de este proyecto es tirar un mensaje 400 años para adelante, poder pedirles perdón a nuestros humanos de 400 años en el futuro y mostrarles que hubo un grupo de personas que trató de hacer las cosas diferente", remarca.

Rodríguez y Czajkoewski aseguran: "Estamos preocupados por que la gente se eduque respecto de temas ambientales, que realmente entienda que va a resignificar residuos, lo que puede ser no solamente bueno para el planeta, sino que puede tener un impacto social donde ayudamos a un tercero, y también puede tener, por supuesto, un rédito a través de la venta, como es nuestro caso", comenta.

Actualmente, junto con su equipo, visitan escuelas, empresas con responsabilidad social, municipios e hizo intervenciones en espacios públicos. Ahora, tienen la meta de convertir a las personas en "aliados para llevar el mensaje".
 
Los juguetes sustentables ya han viajado por distintas provincias del país y también al exterior, a Uruguay, México, Colombia y a Rapa Nui o Isla de Pascua (Chile). También dio una charla TED en Casilda, Santa Fe, hace dos años.

"Los abuelos lo están tomando como un juguete de apego. No sólo tiene que ver con lo pedagógico y lo didáctico, sino que también estamos creando un elemento de sentimiento en algo que cualquiera puede construir con sus manos. Lo que nosotros decimos es que Botito no solo puede rescatar 10 kilos de plástico, sino que puede brindar a cada persona que lo tiene un momento único", concluyen.

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