Default ambiental: qué es y cuáles son sus consecuencias

Días atrás una noticia conmovió a la Argentina y encendió nuevamente las alarmas ecológicas: el país entró en default ambiental. En sólo seis meses y veinticuatro días consumió todos los recursos que el medio ambiente produjo para el año completo. 

El indicador es desarrollado por la Global Footprint Network (GFN, Red Global de la Huella Ecológica, por sus siglas en inglés), con el objetivo de generar conciencia y actuar como medida global de la velocidad en la que estamos "consumiendo el planeta". La fecha del calendario no es fija sino que se modifica año a año, basada en el consumo y uso que la humanidad realiza de los bienes y servicios naturales y la capacidad de respuesta que tienen los ecosistemas para reponer esos recursos. 

Argentina alcanzó ese límite el 24 de junio, mientras que la fecha global está estipulada para el 28 de julio.  Esto quiere decir que todos los recursos que se consuman a nivel mundial después de ese día forman parte del pasivo ambiental, deteriorando las reservas y la salud del planeta. 

"Para nuestro país, la fecha es un mes antes que el promedio global y los datos dejan en evidencia que si todo el mundo viviera como lo hacemos en Argentina, se necesitarían alrededor de dos planetas para abastecer los recursos naturales que sostienen nuestro sistema de producción y consumo", afirmó Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina.

Y agregó: "La única manera de retrasar esta fecha es a través de un verdadero cambio en nuestra forma de vida. Desde el modo que consumimos y producimos los alimentos, hasta la manera en que nos movemos, cómo conseguimos nuestra energía e incluso en qué invertimos nuestro dinero. Y si bien todas las personas podemos hacer algo para demorarla, hacen falta también cambios a gran escala desde los gobiernos y el sector privado". 

La Huella Ecológica es la métrica de contabilidad de los recursos biológicos más completa disponible. Sobre la base de 15.000 puntos de datos por país por año, suma todas las demandas competitivas de las personas por áreas biológicamente productivas: alimentos, madera, fibras, secuestro de carbono y capacidad de infraestructura. Actualmente, las emisiones de carbono de la quema de combustibles fósiles constituyen el 60 por ciento de la Huella Ecológica de la humanidad. Las Cuentas Nacionales de Huella y Biocapacidad ahora son producidas por FoDaFo con la Universidad de York en Toronto.

El día de "sobregiro"

El denominado "overshoot day" o día del sobregiro revela la presión que las actividades humanas, entre industriales y cotidianas, ejercen sobre el planeta Tierra.  Según las últimas estimaciones, al ritmo que consumimos, la cantidad de recursos y servicios ambientales requeridos para abastecer nuestras necesidades equivalen a 1.75 planetas Tierra, esto significa que estamos usando un 75 % más de recursos naturales de lo que los ecosistemas de nuestro planeta pueden regenerar en un año.

Entre los distintos indicadores que se toman en cuenta, la tala es uno de los más graves: cada año en el mundo se deforestan 10 millones de hectáreas de bosques, el equivalente al tamaño de la República de Corea, o el doble de la superficie de Costa Rica. 

A nivel global, alrededor de un 40 % de los alimentos se desperdicia antes de ser consumidos, lo que implica que también se desperdician los recursos naturales que fueron utilizados para producirse. Esto sucede a la par de que más de 800 millones de personas en el mundo padecen hambre y 3.000 millones no pueden permitirse una dieta saludable. (FAO). 

Las poblaciones mundiales de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces sufrieron una disminución promedio del 68 % debido a la destrucción ambiental por las actividades humanas. En América Latina la reducción, en promedio, fue del 94 % y las principales amenazas son la alteración de bosques, humedales, pastizales y sabanas, la sobreexplotación de especies, el cambio climático y la introducción de especies exóticas.

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