Conocé a Tagma, la única escuela 100% sustentable de Argentina

Como si fuera un castillo de cuento, la escuela Tagma se irgue en un punto lejano de Mar Chiquita, sobre la costa Atlántica Argentina. Construida con 215 toneladas de residuos y una extensión de 320 metros cuadrados, desde 2018 sus tres aulas reciben un promedio de 120 estudiantes.  

El proyecto vio la luz gracias a la colaboración de más de 200 personas provenientes de distintos puntos del país y del mundo. Su antecedente directo estaba del otro lado del Río de la Plata: la construcción de otra escuela similar en Jaureguiberry, un balneario del Uruguay. Detrás de todo este movimiento está la ONG uruguaya, Tagma.   

Guiada por los principios del método Earthship del arquitecto estadounidense Michael Reynolds, la escuela N° 12 de Mar Chiquita se convirtió en la segunda institución educativa sustentable en Latinoamérica. La construcción utiliza energías renovables y es completamente autosuficiente gracias a sus paneles solares. También posee un banco de almacenamiento de agua de 28 mil litros y 5.04 W de capacidad de generar energía por hora.

Desde Tagma señalaron que "en Argentina empezamos desde otro lugar, queríamos asegurarnos de que el proyecto tuviera sostenibilidad en el tiempo, de manera que recorrimos municipios que tuvieran algún trabajo ambiental y fue así como dimos con el de Mar Chiquita, en el que, a través de la organización, Amartya, se venía llevando adelante un programa vinculando cuestiones productivas, turísticas y educativas".

Para la primera parte de la construcción y el curso contaron con Reynolds y su equipo, pero las terminaciones estuvieron a cargo de un taller en conjunto con NAVE, una constructora argentina referente local de Earthship. "Contamos con 100 estudiantes que viajaron de 22 países, y más de 500 voluntarios y colaboradores locales. Junto con ellos construimos 315 m2 e intervinimos 2.000 m2 del entorno en tan solo 45 días", recuerda. 

El diseño de la escuela, basado en el “acondicionamiento térmico pasivo”, mantiene una temperatura estable entre 18°C y 25°C durante todo el año. Además, la captación de agua de lluvia y la reutilización de aguas grises para riego y limpieza son prácticas habituales en este espacio educativo, que cuenta con huertas interiores y exteriores para proveer alimentos orgánicos a la comunidad educativa.

Pero la escuela no se destaca sólo por su diseño, sino también por el arraigo de la agenda sustentable en la cúrricula educativa. Con talleres educativos, visitas guiadas y un enfoque integral en la educación ambiental, se ha convertido en un símbolo de conservación y protección del medio ambiente en la región.

"Estamos orgullosos de que en Argentina se puedan dar clases en un entorno educativo que dialoga con la naturaleza y que fomenta prácticas educativas para el cuidado ambiental", señalan.
 
  • Banner
  • Banner