La contaminación del Río Sena ya es la mayor polémica de los Juegos Olímpicos de París

Bastó con que se realizaran las primeras pruebas clasificatorias del Triatlón para que los atletas alertaban que algo no andaba bien en las aguas de París: el caudal del Río Sena en el que habían nadado estaba marcadamente contaminado por heces y otros residuos. 

La disciplina, que incluye natación en aguas abiertas, ciclismo y carrera a pie, prevé competencia masculina y femenina. Si bien la primera estaba originalmente programada para el martes 30, se pospuso un día debido a la mala calidad del agua en el río Sena.

Según explicaron los organizadores, las lluvias al inicio de la semana en la capital francesa elevaron el caudal del río, causando el desbordamiento de las cloacas y la contaminación del agua con bacterias fecales. Esto llevó a las autoridades a cancelar los entrenamientos, ya que no se podían garantizar las condiciones mínimas de sanidad. Sin embargo, el show debía continuar. 

Las autoridades sanitarias y el World Triathlon (la principal entidad internacional de la disciplina), explicaron que para asegurar la calidad del agua los niveles de Escherichia coli deben ser inferiores a 500 por cada 100 mililitros, mientras que niveles superiores a 1000 se consideran peligrosos. 

La empresa francesa Fluidion, especializada en la monitorización del agua, reportó que el martes se detectó una concentración de 1.553 por cada 100 mililitros, mientras que el miércoles descendió a 687. Esto significa que la competencia se llevó a cabo con niveles adecuados, aunque no ideales.

La condición generó severos cuestionamientos entre los deportistas una vez que concluyó la primera etapa de la competencia. La triatleta española Miriam Casillas: "La calidad del agua era muy discutible, nos trataron como payasos. Si se hubiera pensado en la salud de los atletas no se habría hecho aquí. Debemos decirlo y no podemos quedarnos callados. Es una pena que no se piense en el atleta".

Actualmente está prohibido nadar en el Río Sena dado el riesgo de contraer enfermedades en caso de ingerir el agua. Desde 2016 el Gobierno de Francia ha reforzado sus esfuerzos por descontaminar el cauce y ha negociado con las industrias y los barcos para que regulen sus actividades. No obstante, existen cuestiones que no se pueden controlar como es la temporalidad. Por ejemplo, con las lluvias se diluyen los contaminantes, pero también se remueven ciertos sedimentos y se registran rebalses de cloacas.

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