Moda, campo y sustentabilidad: una marca fabrica mochilas con silobolsas recicladas

Una marca argentina especializada en la elaboración de productos sustentables y amigables con el medioambiente ha dado un paso innovador en el mercado de la moda al presentar una serie de bolsos y mochilas fabricados con silobolsas recicladas.

Se trata de Leaf Social, un sello que tuvo su origen en 2015 al producir zapatillas y accesorios a base de caucho obtenido de los desechos de una fábrica de neumáticos. Esta vez, fue el turno del campo: las ecomochilas “Silobags” son manufacturadas con las bolsas donde se almacenan granos –comúnmente denominadas silobolsas?, compuestas por una tricapa de polietileno con protección UV, caracterizadas por una cubierta blanca y una capa interna de color negro.

Luego de tres años trabajando con caucho obtenido de neumáticos reciclados, velas náuticas y lonas de banner, Leaf Social torció la mirada hacia una materia prima de uso creciente en el país y en todo el mundo: “A diferencia de otros materiales, la silobolsa es un producto que está ganando espacio en la industria agro, por lo que cada vez habrá más descarte, a diferencia, por ejemplo, de las lonas de banner. De hecho, tuvimos que alquilar un depósito más grande por la cantidad de silobolsas que nos están llegando”, introduce Cinthia Fehling, directora creativa de Leaf Social.

No es casualidad que la industria de la moda sea uno de los terrenos sobre los que trabaja Leaf Social: es la segunda más contaminante del mercado, únicamente detrás de la petrolífera. “Se busca generar un impacto positivo social y ambiental”, describe Cinthia.

El emprendimiento tiene especial notoriedad en Argentina, dado que el país despunta como el principal productor de silobolsas del mundo, pero su uso y capacidad de exportación no conoce de fronteras: en ese sentido, en los últimos cuatro años, la elaboración del material se incrementó de 200 mil unidades a 450 mil, con un promedio de venta al extranjero cercano al 80%.

“Lo primero que hicimos fue testear e investigar al respecto. Fuimos a un campo en Ramallo, tomamos la silobolsa, que hasta ese momento sólo era un bollo arrugado y oloroso, porque nos interesaba probar el material: lo limpiamos, medimos su resistencia y su usabilidad. Cada material que se recicla tiene sus propias características: la silobolsa es blanca de un lado y negra del otro, por lo que todos los productos salen iguales, lo que nos facilitó la producción”, comenta Cinthia. 

De acuerdo a los cálculos de la empresa, con 106 miltoneladas de silobolsas recicladas por año se podrían producir 500 millones deproductos sostenibles y reutilizables, ya que cada contenedor de granos tieneun promedio de 445 metros cuadrados y un peso de 118 kilos, y para elaborar unproducto nuevo se requieren 0.55 metros de materia prima.

En relación a su alcance en el mercado, Cinthia reconoce quelas ventas mayoristas son las más prácticas dado que generan un caudal deproducción mayor, que a su vez se replica en la multiplicación de nuevasoportunidades de trabajo en Buenos Aires y otras provincias, “supliendo lafalta de oportunidades laborales para quienes ya tienen experiencia en lacostura o desean aprender el oficio”. Además, destaca que a menudo son laspropias empresas del Agro las que luego de donar las silobolsas usadas,efectúan pedidos de ecomochilas para regalar entre sus empleados o clientes yasí evidenciar el proceso de economía circular que se hace posible.  “Darle tu ´basura´ a alguien y que loreconvierta en una mochila es impactante. Cuando ven el resultado, alucinan”,se enorgullece.

“El consumidor final (ventas minoristas) es más reticenteporque le cuesta entender qué es la silobolsa. O tal vez no entienden cómofunciona el proceso de reciclaje, por lo que es necesario sostener unaconstante educación para concientizar: a veces no entienden cómo se forman losprecios o por qué no es más barato. Desconocen los procesos que implica unproducto reciclado”, explica. Y completa: “Es otra cosa lo que estás comprando,estás apostando por un futuro, siendo protagonista del cambio. Es por eso quenecesitamos continuar haciendo un trabajo de concientización por todos los medios.”

Las ecomochilas le otorgan una segunda oportunidad de vida aun material sobresaliente por su resistencia y perdurabilidad, que en caso deser desechado tiene un potencial sumamente contaminante y un rango dedegradación no menor a los 1.000 años.

El imaginario ecosustentable de Leaf Social no se detiene yya asoman nuevos proyectos: “Está ganando el lado de Hogar&Decoración”, nosconfía Cinthia. Y amplía: “Hay un nuevo producto que nos gusta mucho: losjardines verticales Babylon, también confeccionados con silobolsas recicladas”.De un tamaño de 50 cm por 40 cm, pueden conservarse en el exterior y sonelaborados a partir del mismo material amplio, liviano, impermeable y de altadurabilidad, articulando reciclaje y reutilización.

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