El transporte eléctrico en Argentina: la clave para combatir el cambio climático

El cumplimiento de las metas del Acuerdo de París demanda una inmediata reducción de las emisiones de carbono, ecuación que deja al mercado automotriz en el centro de la disputa. En este marco, el sector eléctrico ve una posibilidad para catapultar su producción y, finalmente, alcanzar la masividad entre los conductores argentinos. 

El ingeniero Roberto Stazzoni, responsable de Electromovilidad de ABB y uno de los socios fundadores de la Asociación Argentina de Vehículos Eléctricos y Alternativos (Aavea), remarcó que un vehículo eléctrico tiene un consumo equivalente cinco veces menor que el de uno de combustión interna, además de representar en un futuro no muy lejano un cambio de paradigma en la vida cotidiana, tanto para los usuarios como para la producción, con el reemplazo en la fabricación de componentes que llevará a nuevas modalidades de trabajo.

En diálogo con la agencia estatal Telam, Stazzoni  explicó que la principal diferencia radica en la eficiencia que tienen los motores eléctricos respecto de los de combustión interna. "Un motor eléctrico está en el orden del 90% de eficiencia y uno térmico en un 30% e incluso menos. Pero en un vehículo la eficiencia pasa a un orden de 5 a 1, porque en el régimen de funcionamiento de un vehículo hay mucha variación entre los puntos óptimos y los no óptimos. Un motor pasa a estar regulando, a altas vueltas, frenando, etc, incluso el motor eléctrico puede regenerar energía durante el frenado y usarla para cargar las baterías. En vez de disipar la energía en forma de calor y ruido en el frenado, directamente se usa para cargar la batería", amplió. 

"Ese ahorro de energía se traduce en ahorro económico y, a expensas de gastar mucho menos combustibles fósiles, menores emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y menores emisiones contaminantes", concluyó.

El rol del Estado para la instalación de los vehículos de motor eléctrico como una alternativa real a los térmicos es clave. Al respecto, indicó que "se podría incentivar la oferta con medidas que promuevan al entramado productivo para la fabricación, desde regímenes impositivos diferentes, créditos blandos. Incentivar el uso también mediante mecanismos de créditos a tasas preferenciales y dar a los usuarios otros incentivos no directamente económicos, como puede ser la circulación en zonas vedadas, estacionamiento y circulación preferencial, VTV sin cargo. Hoy hay unas diez jurisdicciones donde, por ejemplo, el propietario de un vehículo electrificado (híbrido o eléctrico puro) no paga patente, como es el caso de CABA", señaló. 

En relación al precio de compra de los vehículos, Stazzoni sembró proyecciones auspiciosas: "El gran costo, el corazón del costo del vehículo eléctrico es la batería, cuyo precio viene cayendo año tras año. Se espera que en los próximos años el costo de un vehículo eléctrico equipare el de uno de combustión interna. Ahí la ecuación termina siendo favorable al vehículo eléctrico por el menor costo de mantenimiento", se ilusionó. 

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