"Sun & Sea": llega a la Argentina la impactante ópera que alerta contra el cambio climático

La puesta en escena puede ser engañosa. Decenas de personas disfrutan livianamente de un día de sol en la playa. Pleno verano, quizás. La Costa Atlántica o cualquier otro balneario del mundo. Pero al mirar de cerca se ve el truco que propone la ópera-performance “Sun & Sea”, un impactante mensaje que nos alerta sobre el letargo humano ante las graves consecuencias del cambio climático. 

Las obra, creada por las artistas lituanas Rugil? Barzdžiukait?, Vaiva Grainyt? y Lina Lapelyt?, ya ganó el León de Oro en la 58 Bienal de Venecia y ahora llega a la Argentina para conmover al público local. Se exhibirá en el Colón Taller, desde el jueves 16 hasta el domingo 19 de marzo.
 

El punto de partida es casi monótono: personas descansando, leyendo, jugando, mientras utilizan los más variados artículos de plástico, como una alegoría de la somnolencia de la especie frente al desastre ecológico.

Un total de 80 toneladas de arena se necesitan cada vez para montar esta atípica instalación artística -difícil de clasificar- que desde su estreno en la Bienal de Venecia 2019, en el Pabellón de Lituania, no ha dejado de itinerar por el mundo -acaba de llegar de Chile y luego seguirá viaje hacia Viena, con la presencia de performers locales y del país de origen de la obra, que ofician de relajados veraneantes. La pieza incorpora algunas adaptaciones allí en cada lugar al que aterriza.

"Acá habrá muchas personas tomando mate, porque si bien a los performers locales les damos un marco en el que moverse también hay mucho de espontáneo en las situaciones. La consigna es que hagan lo que harían en un día de playa cualquiera así que siempre sumamos elementos típicamente locales de gente que trae sus propios hábitos de la playa", relató la artista lituana Rugil? Barzdžiukait?, a cargo de la dirección y el diseño de escenografía, sentada junto a Vaiva Grainyt? (libreto), recién llegadas a la Argentina para el estreno.

El Colón Fábrica es el espacio cultural abierto al público que alberga las maravillas de vestuarios y escenografías que se requieren en cada una de las óperas del Teatro Colón. El público deberá atravesar pasarelas pobladas de arabescos y trajes de otros relatos hasta llegar a las escaleras que lo conducirán a presenciar la obra con curaduría de Lucía Pietroiusti, que se aprecia desde un ángulo cenital, y que permite asomarse a una postal de verano.   

Este mosaico de toallas, reposeras y trajes de baño de los más diversos colores muestra a algunos jugar a la paleta, una mujer en bikini que acaricia un perrito, un niño que hace pozos en la arena con agua de un baldecito de plástico, alguien que hojea un libro y pasa la página. Y con melodías de los más diversos estilos, los performers comienzan a cantar, por turnos, en actitud desinteresada desde su cómoda reposera, mientras esbozan sus más íntimos pensamientos cotidianos, aparentemente banales, que revelan una ansiedad en torno al colapso climático.

Además de los escalofriantes números que indican que la masa flotante de desechos plásticos que se mueve a la deriva en los océanos tiene un peso estimado de 7 millones de toneladas, no parece haber un momento más idóneo para estrenar esta obra que alerta sobre el calentamiento global cuando en gran parte de la Argentina la ola de calor trae unas temperaturas inusitadas para esta época del año.

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