Los niños nacidos en 2020 enfrentarán siete veces más olas de calor que sus abuelos

Los pronósticos no son alentadores, pero ocultarlos no los revierte: esta vez fue la organización Save the Children la que reveló un preocupante informe sobre las consecuencias del cambio climático. Los niños nacidos durante 2020 deberán enfrentar siete veces más olas de calor que sus abuelos, según un informe publicado en la prestigiosa revista Science. 

La Organización de Naciones Unidas (ONU) ya advirtió que si no se reducen drásticamente las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, los efectos podrían ser irreversibles. El impacto, incluso, se vería en los próximos treinta años. 

El estudio divulgado por Save the Children, elaborado en colaboración con un equipo internacional de investigadores climáticos liderados por la Vrije Universiteit Brussel, revela que los recién nacidos en todo el mundo vivirán de promedio 2.6 veces más sequías, 2.8 veces más inundaciones, casi tres veces más malas cosechas y el doble de incendios forestales que las personas nacidas hace 60 años.

Los datos forman parte del informe "Nacer en un mundo en crisis climática: Por qué debemos actuar ahora para garantizar los derechos de la infancia", que destaca la exposición, a lo largo de su vida, a una serie de fenómenos extremos relacionados con el clima de los niños y niñas nacidos en 2020 en comparación con los nacidos en 1960. También muestra el devastador impacto de la crisis climática en la infancia si no se toman medidas urgentes, incluyendo historias de niños y niñas de 11 países sobre cómo el cambio climático está afectando a sus vidas, así como recomendaciones para combatirlo.

Según el informe, los niños que viven en países de ingresos bajos y medianos, así como en comunidades desfavorecidas, serán los más afectados al correr un mayor riesgo de sufrir desnutrición y contraer enfermedades transmitidas por el agua.

"Las recientes olas de calor en Estados Unidos y Canadá, los incendios forestales, las múltiples sequías que están provocando crisis alimentarias en lugares como Afganistán, Madagascar y Somalia, demuestran claramente que ningún lugar es seguro. En Europa, los niños y niñas nacidos en 2020 se enfrentarán a más del doble de sequías durante su vida que sus abuelos. Sin una acción urgente, estaremos dejando un futuro devastador a nuestros hijos e hijas", señala Andrés Conde, director general de Save the Children.

Y amplió: "Los impactos climáticos amenazan con deshacer décadas de progreso en la lucha contra el hambre y suponen un riesgo más de caer en la pobreza para millones de niños y niñas. Según nuestro informe, los niños y las niñas de Afganistán podrían sufrir hasta 18 veces más olas de calor que sus abuelos y la infancia nacida en Malí podría enfrentarse a hasta 10 veces más pérdidas de cosechas".

En Afganistán, por ejemplo, los recién nacidos podrían enfrentarse a hasta 18 veces más olas de calor que sus abuelos, mientras que en Mali podrían sufrir 10 veces más pérdidas de cosechas, una "realidad aterradora" para esta generación y las futuras, remarca en un comunicado la directora de Save the Children International, Inger Ashing. 

"Sin una acción urgente, estaremos entregando un futuro mortal a nuestros hijos", alerta Ashing, convencida de que "la crisis climática es una crisis de derechos infantiles", por lo que es necesario "escuchar a los niños y pasar a la acción".

Todavía hay esperanza 

El Acuerdo de París prevé en su texto original que las temperaturas aumenten para 2100 entre 2.6 y 3.1 grados por encima de los niveles preindustriales, un incremento que tendría un impacto "inaceptable" en los niños, alerta Save the Children.

Sin embargo, la ONG remarca que todavía hay margen para revertir estos pronósticos: si el calentamiento global se limitara a 1.5 grados, la exposición de los recién nacidos a olas de calor se reduciría en un 39 % para las sequías, en un 38 % para las crecidas de los ríos, en un 28 % para las malas cosechas y en un 10 % para los incendios forestales.

Asimismo, la organización reclama que se incremente la financiación climática para ayudar a los niños y a sus comunidades a adaptarse a la crisis climática e insta a las autoridades a poner las demandas de la población más joven en el centro de los acuerdos medioambientales.   

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