Pos-Covid 19: piden a los gobiernos de América Latina y el Caribe que la reactivación sea sostenible

Aunque América Latina y el Caribe continúan fuertemente condicionadas por el impacto de la pandemia en términos humanos y económicos, desde Naciones Unidas ya se están efectuando los primeros monitoreos de inversión verde pos-Covid-19. Es decir, qué porcentaje del presupuesto total para la recuperación fue dirigido a iniciativas sostenibles. 

En este campo, la región aparece rezagada en relación al resto del mundo: según el Tracker de Observación del Programa para el Medio Ambiente de la ONU, los 33 países latinos y caribeños monitoreados solamente invirtieron el 0.5 % del gasto total y 2,2% del gasto de recuperación a largo plazo en acciones respetuosas con el medio ambiente en 2020, en comparación con 2,8% y 19,2% a nivel mundial. 

El Tracker consiste en una herramienta que monitorea semanalmente las políticas de gasto fiscal relacionadas con la Covid-19 anunciadas por los 33 países de América Latina y el Caribe. La plataforma contribuye a la transparencia de las prácticas de gasto de los gobiernos de la región de ALC, indicando tanto el destino de los fondos como su potencial impacto económico, medioambiental y social. El Tracker está diseñado para ilustrar soluciones de política e identificar oportunidades de inversión para los gobiernos y otros actores, que resulten en un mayor impacto y sostenibilidad.

Según el Tracker de Recuperación ALC, "de 318 mil millones de dólares invertidos para la reactivación en la región, los países de América Latina y el Caribe están gastando el 2,2 % en iniciativas verdes, perdiendo una oportunidad crucial para lograr un mayor crecimiento económico, afrontar la crisis ambiental y ofrecer beneficios sociales significativos en el corto y largo plazo".

La herramienta está basada en el Observatorio de Recuperación Global, una iniciativa liderada por el Proyecto de Recuperación Económica de la Universidad de Oxford (OUERP), con el apoyo del PNUMA, el Fondo Monetario Internacional y GIZ a través de la Red de Políticas Fiscales Verdes (GFPN). Revela que sólo seis de los 33 países de la región dedicaron más de 0,1 % de su PIB en planes de recuperación; un pequeño número de ellos sí dedicó una proporción significativa a esfuerzos pos-Covid 19, entre ellos Chile (14,9 %), San Cristóbal y Nieves (13,3 %), Santa Lucía (11,3 %), Bolivia (10,5 %) y Brasil (9,26 %).

El análisis de más de 1.100 políticas muestra que aproximadamente 77 % del presupuesto total de la región para a recuperación, de US$ 318.000 millones, se asignó a medidas de rescate para abordar amenazas a corto plazo y salvar vidas, mientras que, hasta la fecha, solo 16,1 % se ha dirigido a planes de recuperación a largo plazo para revitalizar la economía, dada la limitada capacidad de muchos de los países de la región. En promedio, la región ha asignado US$ 490 al gasto per cápita para la recuperación de la pandemia, mientras que en los mercados emergentes y las economías en desarrollo, la cifra es de US$ 650 y, en las economías avanzadas, de US$ 12.700.

"Aplaudo la iniciativa de los ministros de América Latina y el Caribe de dar seguimiento a sus avances hacia recuperaciones más sostenibles. Nuestro Tracker muestra que, en general, el gasto ecológico de la región aún no está a la altura de la gravedad de la triple crisis planetaria de cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación", dijo Piedad Martin, directora regional interina del PNUMA para América Latina y el Caribe. "Con el fin de hacer la transición hacia economías más sostenibles e inclusivas, las naciones de la región deben seguir adelante con base en este buen comienzo para alinear aún más sus prioridades de desarrollo con la recuperación verde", añadió Martin.
Hasta ahora, según el Observatorio, una proporción más alta del presupuesto para la recuperación se ha gastado en sectores no sostenibles (US$ 7,400 millones) que en iniciativas sostenibles (US$ 1,500 millones). 74 % de los gastos negativos para el medio ambiente se ha destinado a infraestructura para fuentes de energía fósiles, 13 % a infraestructura portuaria y aeroportuaria insostenible, lo cual se espera que conduzca a un aumento de las emisiones de carbono.

"La situación de la región es preocupante, la respuesta a la pandemia nos está llevando a un aumento de la deuda, lo cual limita nuestra capacidad para dirigir las inversiones hacia la sostenibilidad ambiental. Sin embargo, colocar la acción climática como motor de la reactivación nunca ha sido tan importante. La supervivencia y la competitividad de la región están en juego debido al cambio climático", dijo la ministra de Ambiente y Energía de Costa Rica, Andrea Meza, quien presidirá la XXIII reunión del Foro de Ministros de Medio Ambiente en 2022.

"Hago un llamado a los gobiernos, la comunidad internacional y el sector privado para que apoyen a los países de América Latina y el Caribe en la respuesta a esta crisis y nos ayuden mediante inversiones para cumplir con el Acuerdo de París", añadió Meza.

Informes recientes del Banco Interamericano para el Desarrollo (BID) señalaron que la transición a una economía de cero emisiones netas provocaría la desaparición de unos 7.5 millones de empleos en electricidad generada por combustibles fósiles, extracción de combustibles fósiles y producción de alimentos de origen animal. Sin embargo, estos empleos perdidos son más que compensados por las nuevas oportunidades de empleo: se crean 22.5 millones de empleos en agricultura y producción de alimentos procedentes de plantas, electricidad renovable, silvicultura, construcción y manufactura.

El documento, denominado "El empleo en un futuro de cero emisiones de carbono en América Latina y el Caribe",  difundido por Agenda 2030 en enero de 2021, fue redactado por técnicos multidisciplinares en contexto de la recesión instalada por la pandemia de Covid-19. 

Finalmente, Brian O’Callaghan, el investigador principal del Proyecto de Recuperación Económica de la Universidad de Oxford, observó que "la región ha llegado a una encrucijada económica. O los gobiernos continúan apoyando las viejas industrias moribundas del pasado o invierten en industrias sostenibles que puedan impulsar la prosperidad a futuro. Las nuevas oportunidades económicas para la región son monumentales y los líderes visionarios las aprovecharán". 
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